Durante la época colonial se generaron múltiples manifestaciones culturales, entre ellas la traída por los esclavos africanos. Tal es así que, en la cultura brasilera actual, se pueden hallar grandes rasgos de la cultura africana como la música popular, la religión, los festivales populares y la gastronomía.
Según la historia, a los esclavos africanos se les tenían prohibido manifestar costumbres y prácticas religiosas que no fuesen las establecidas por los colonizadores portugueses. Dicha desvalorización surgió durante el siglo XIX, donde en el territorio brasilero predominaba el catolicismo europeo. Sin embargo, en el siglo XX, surgió la aceptación y revalorización de las culturas afro-brasileñas, así como se realizaron revisionismos históricos y culturales para rescatar ciertas expresiones culturales que conforman la cultura brasilera actual.
Gracias al revisionismo histórico, se puede apreciar cómo los esclavos africanos, a pesar de la prohibición de sus manifestaciones culturales, siguieron practicando sus respectivas religiones en secreto. Así también lograron conservar sus conocimientos ancestrales del arte y la gastronomía la cual, debido a la diferencia de tierras y clima, debieron adaptarla a los productos autóctonos del continente.
Algunas comidas consumidas por los africanos incluían diferentes tipos de granos, arroz, porotos, sorgo y cuscús. La mayoría provenían de tribus que se dedicaban a la caza de antílopes, búfalos, hipopótamos y elefantes, por lo que consumían carne asada y condimentada con pimienta y aceite de palma. Al ser trasladados a otras tierras y forzados a trabajar para terratenientes europeos, su base de alimentación cambió por completo. Por lo general dicha alimentación variaría dependiendo del propietario: en los asentamientos de mayor poder adquisitivo, consumían poroto negro, canjica, tocino, carne seca, banana y lo que pudiesen cazar; en cambio, en los asentamientos de menor poder adquisitivo, consumían farinha, naranja y banana.
De esta forma se conformaron ciertos platillos tradicionales de la cultura brasileña como la feijoada, el acarajé, el caruru, el vatapá y la moqueca. De todas estas comidas, es la feijoada la que se popularizó por todo el país y puede ser consumida en cualquier región. Durante la época de los hacendados, dicho platillo se preparaba con restos del cerdo y porotos negros que eran sobras de los propietarios para dársela a los esclavos. En la actualidad se consume el feijao con arroz y, en algunos restaurantes, lo sirven con patitas de cerdo, harina de mandioca, plátano frito o naranja.
El aracajé es un plato proveniente de la región nordeste de Brasil con origen africano. Antiguamente se procedía a rallar el feijao fadinho (uno de los ingredientes del aracajé) en una piedra porosa, para así facilitar el proceso de formación de la masa. Otros ingredientes que se le añaden a la masa son los camarones fritos en aceite de palma, junto con salsa de pimienta, vatapá y carurú.
El carurú, por su parte, es un alimento ritual originario del candomblé, una práctica religiosa afrobrasileña de origen totémico y familiar. Muchos aseguran que dicho alimento fue traído por los esclavos africanos y adaptado a esa religión, así como pasó con el aracajé. El carurú se prepara con ocras, cebolla, camarones frescos, aceite de palma, anacardos y cacahuetes tostados.
El vatapá es un plato típico originario de Salvador Bahía. Los ingredientes utilizados para elaborar dicho platillo son pan, harina, jengibre, pimienta malagueta, cacahuate, leche de coco, aceite de palma y cebolla. Suele ser servida con camarones, pescado o carne de ternera y arroz. Si bien el vatapá es mayormente consumido en Bahía, también se la puede degustar en el estado de Pará, con la diferencia de que el cacahuate es reemplazado por el plátano.
Y por último está la moqueca. Si bien este platillo es de origen indígena brasileño, fue adaptado por los afrobrasileños y variando su preparación a lo largo de la historia. El platillo incluye pescado, cebolla, pimiento, tomate y hojas de cilantro con aceite de palma y leche de coco. A diferencia de otros caldos, a ésta no se le añade agua, sino se la cocina lentamente con todos los ingredientes citados anteriormente. Actualmente existen dos variantes de moqueca: la Bahiana (de la región Nordeste del país) y la Capixaba (de la región Sudeste del país). La moqueca bahiana reemplaza el aceite de palma por el urucum, generando así una disputa entre cuál de las regiones posee la verdadera receta de dicha comida.
En conclusión, la conservación y revisionismo histórico lograron que la cultura brasilera apreciara las culturas africanas, así como también generaron la cultura afrobrasileña con identidad cultural propia reflejada en sus tradiciones y gastronomía.